martes, 15 de febrero de 2011

Nada que decir...

Solo de acompañante mi copa de vino, tus recuerdos que me inundan, tu sonrisa que llevo conmigo siempre, mis ganas de seguir avanzando con la vida y dándo todo de mi en lo que significa la lucha diaria.

Como una loca a veces grito tu nombre en silencio, viajas conmigo en la micro, en el colectivo de regreso a casa, en el café que paso a tomar a las 8.

No es simple la vida sin tí, no es simple despertar de madrugada sin sentir el calor de tu cuerpo a mi lado, tus manos acariciando mi pelo revuelto por culpa de la almohada.

Bebo de mi copa una vez más, siento en mi boca la textura áspera del vino.
¿Cómo puede tal líquido transportarme a bellas sensaciones?

Me transporto a tu olor, a tu sútil risa... bebo el último sorbo, apago la luz de mesa.

Buenas noches.

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